Julio A. Millán
Recientemente, con la creación de nuevas empresas paraestatales, parece que se buscan recuperar algunas prácticas del pasado. Las lecciones aprendidas a la mala en las últimas décadas, como la estatización de la banca en 1982, encaminaron a un adelgazamiento del gobierno que se prolongó muchos años, pero que empieza a revertirse con consecuencias inciertas para México.
La historia de este tipo de entidades en México durante el siglo XX tiene su origen desde los años 1920-1940, cuando llegaron a existir 36 y alcanzó su máximo en 1982, con 1,155. A partir de ese momento, México comenzó un proceso de desnacionalización. Mientras que en 1986 ya solo se contaban 737 entidades paraestatales, en 1996 había 185.
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