Julio Alejandro Millán
Es poco común que al inicio de un “nuevo” gobierno sexenal, el consenso de las perspectivas sobre el desempeño de la economía indique, al menos para el corto plazo, un deterioro preocupante. Los resultados de las elecciones de mediados de año y el adelanto en casi un trimestre del inicio de la nueva administración, no entusiasmaron a los mercados; por el contrario, los sumieron en una espiral de incertidumbre, volatilidad y desconfianza. Esto se debe principalmente al actuar legislativo avasallante y atropellado, al manejo incongruente de presupuestos y balances públicos, así como a la endeble política económica. El año 2024 será el de menor crecimiento postpandemia, pero todo indica que 2025 podría superarlo negativamente. La única variable que muestra señales positivas es la inflación, que continúa disminuyendo.
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